viernes, 10 de septiembre de 2021

Mercadotecnia espiritual


Poco después de mi primera sesión con Douglas comencé a notar otros cambios en mi vida externa. El libro que estaba escribiendo tomó una nueva dirección. Encontré un editor para el libro. Encontré el dinero para terminar mi investigación. Compré un auto nuevo. Compré casa nueva.

Mis ingresos aumentaron vertiginosamente.

¿Cómo? ¿Por qué?

Había invitado al otro lado a ayudarme, y así fue.

En este mismo momento que escribo estas palabras, estoy muy consciente de que usted puede pensar que me he vuelto loco. Después de todo, heme aquí, un adulto, un escritor, un especialista en promociones y orador bastante conocido que aconseja a ejecutivos acerca de sus negocios, hablando de “espíritus”.

Pero también sé que usted sabe a lo que me refiero. Aun la persona más atea ha sido tocada por algo milagroso, extraño o inexplicable. Aunque nadie sabe qué nos depara el otro lado de esta vida, nuestra tendencia es creer que hay algo inteligente allí.

Tal vez valga la pena mencionar que el libro que me ayudó más que ningún otro fue ¿Qué puede creer un hombre? [What Can A Man Believe?] por Bruce Barton.

Allí explica que hay muy poca evidencia acerca de la existencia del cielo después de la tierra, pero que era más sabio creer que no creer.

En otras palabras, aunque no puedo demostrar que hay ángeles y guías listos para ayudarnos, ¿acaso no es una idea más deliciosa, confortante y mágica creer en ellos, que no creer en ellos? No hay pruebas contundentes para apoyar ni para negar su existencia. Pero si puede usar la creencia en ellos para crear milagros, ¿no sería más sabio hacerlo?

Ayer me llamó una amiga mía y dijo que quería creer en guías y ángeles y maestros del ámbito espiritual de la vida, pero una parte de su ser dudaba su existencia.
“Está bien,” le dije. “Yo también tengo mis dudas.”
“¿De verdad?”
“Por supuesto,” dije. “Si tuviese que presentarme en un tribunal y demostrar que tengo guías espirituales, todos los presentes se mofarían de mí. No hay pruebas que los apoyen, pero tampoco hay pruebas en su contra.”

Y luego recordé algo que había leído en una edición reciente del Selecciones del Reader’s Digest, donde Larry Dossey hablaba acerca de la oración. Él dijo que la oración ayudaba a la gente a recuperarse de la enfermedad. En muchas ocasiones, se habían recuperado de lo que los doctores habían dicho que eran enfermedades “incurables”.
Lo que habían hecho estos pacientes triunfadores era orar.
Aun los pacientes admitieron que no sabían si sus oraciones fueron contestadas, pero fue la creencia en la oración y el acto de la oración lo que les ayudó. Repito, como señaló Barton, es más sabio creer que no creer. Creer ayuda a crear milagros.

Puedes descargar el libro en el siguiente enlace: 

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