domingo, 24 de julio de 2016

Perdón, curación y milagros. Vivi Cervera.

Cuando la oración no funciona.



En ocasiones leo frases como: Vivi esto no está funcionando o mi oración no produce resultados, ¿qué puedo hacer?

En tu mente hay una especie de mapa con rutas trazadas sobre cómo debe transitar su viaje un ser humano que se considera “bueno” y también las rutas que cruzaría un ser humano “malo”. Bien, pues esas rutas hay que borrarlas porque son parte de lo que tus antepasados te enseñaron; es información tan vieja que se ha convertido en una ilusión. Es de ahí de donde procede tu insatisfacción y el deseo permanente de que tu vida sea distinta. Las creencias son recuerdos y los recuerdos son ataduras con el pasado.

La bondad en ocasiones se disfraza de ego al rechazar a sus opuestos, entonces hay que limpiar hasta este sentimiento. No intentes ser buena, sólo limpia para que puedas llegar a amar lo que tus sentidos te dicen.

Si haces tu oración esperanzada en el pasado, es probable que los resultados te hagan sufrir. El componente principal de toda oración es la entrega, que puede traducirse como la renuncia total a que la vida sea como tú quieres, porque ahora sabes que lo que tú quieres se apoya en un recuerdo.

La forma de orar ha cambiado con el paso del tiempo; por ejemplo hace 50 años, se le oraba a un Dios externo, lejano, castigador, temible. Se oraba con una inequívoca sensación de culpa por el montón de pecados acumulados y había que postrarse a los pies del Creador con una fe inquebrantable para que las cosas pudieran salir “bien”.

Con el paso del tiempo, una nueva energía o una nueva ola fue llegando al planeta y muchos escritores se dieron a la tarea de informarnos sobre un cambio en el concepto que teníamos de Dios, El cual se presentaba como más amigable, cercano y tolerante. La sensación de culpa ya no era tan infinita y aparecían en el horizonte nuevas formas de oración como el diálogo interno amigable, las afirmaciones, decretos, entre muchas otras. Esto comenzaba a abrir caminos.

En el tiempo actual, Dios ha pasado de ser un ente lejano y frío, a ser una parte intrínseca de tu Ser; una energía sin polaridad que no puede juzgarte o castigarte porque lo haría consigo mismo. En el momento actual el mismo Dios de hace siglos, es una parte de quien eres tú y al descubrirnos en la Divinidad, algunas personas aprendimos a orar mediante la gratitud, ya que comprendemos que lo que ha pasado en nuestra vida ahora ya no existe y es algo similar a una película vieja en la que muchas voces no se escuchan nítidamente.

Las personas normalmente oramos desde la carencia y en esa oración nuestra opinión de la Divinidad, es que está ahí como el genio de la lámpara de Aladino, preparada para conceder cada deseo que aparece. Y cuando se hace una oración tan desprendida y tan desligada del amor, lo más común es que se piense que no está funcionando.

La oración es un diálogo en el cual se le dice a esa parte nuestra que es divina, que se haga cargo de nuestra situación. Si no se siente el más mínimo amor, no se puede dejar pasar por alto el hecho de que orar es algo similar a caminar por una playa remota, cuando a lo lejos observas viniendo hacia ti, la figura de la Divinidad, tal y como la concibes, tal y como la imaginas. Segundos después surge el encuentro y un abrazo eterno te funde con El/Ella para decirle:

Yo permito que se haga tu voluntad, haz de mí aquello que consideres perfecto.

¿Acaso podría ser de otra manera?

Después de eso lo más probable es que su luz haya llenado tu alma y que te sientas mejor y que esa mejoría se vaya extendiendo hasta el punto de que no vuelvas a sentir soledad otra vez.

La oración es un recurso que siempre funciona pero la clave es comprender que el mecanismo que hace que funcione se encuentra adentro tuyo y es simplemente permitir que Dios realice su obra de manera perfecta sin la intervención de tu mente.

Cuando hagas tu oración toma en cuenta que los desechos de tu subconsciente, transformados en pensamientos a través de tu mente, son los que te están indicando qué es lo que debes o no debes pedir, pero en realidad no tienes la más remota idea de si tu pedido te conviene o no, no sabes de qué forma está conectada la vida con aquellas situaciones que tú llamas problemas; sólo la Divinidad sabe lo que es perfecto para ti.

Entonces antes de orar sólo te pido que tengas presente que no sabes qué es perfecto para ti y tampoco tienes idea de qué forma tendrá aquel regalo que está por llegar a tu vida. Hay bendiciones o regalos inesperados en forma de obstáculos, que una vez limpiados nos muestran su verdadera razón de ser. Si respetas esto, tus oraciones serán escuchadas porque con la entrega y la renuncia a que todo tenga que ser como tu mente lo indica, tú misma te habrás convertido en la Divinidad.

Creo que una buena oración podría decir:

Divinidad te pido por favor que no me escuches y que no me concedas lo que con angustia te estoy pidiendo, no hagas caso de mis palabras necias porque te hablo desde mi ignorancia. Sólo báñame con tu luz y hazme saber de forma única que estás conmigo. Te amo.

Si la Divinidad te hubiera concedido todas las peticiones que has hecho, no sé si estarías en este mundo, es más! No sé en qué mundo estarías.

…Es así como actúa la Divinidad. Arroja luz sobre nuestros recuerdos para limpiarlos y de esa forma darnos la oportunidad de ver de otra manera a las enfermedades que a veces nos parecen monstruos invencibles.

Si por ejemplo observas una reacción extraña en tu cuerpo y estás asustada, toma en cuenta que asustarse en estas circunstancias es natural y pronuncia de inmediato las 4 palabras que curan o cualquiera de ellas que sintonice contigo en ese momento. Después no las sueltes, continúa conectada con tu Divinidad y relájate en el hecho de que ya la luz divina ha sido arrojada sobre ti, sobre tu mente, sobre la idea de que has enfermado. Con el paso de las horas, de los días o de las semanas, algo te va a llevar a darte cuenta de que esa reacción extraña que tuviste era algo sencillo de sanar y que estás mejor o definitivamente muy bien y que aquello que pudo haber sido una enfermedad catalogada como mortal, se convirtió en un síntoma leve o en una molestia pasajera. Si no es así, continúa limpiando.

Es posible que un síntoma regrese aunque creas que se ha limpiado. Esto no significa nada grave, sólo requiere más limpieza. Sucede que una enfermedad o una situación difícil puede tener múltiples causas y jamás sabemos con exactitud qué es lo que estamos limpiando. La Divinidad lo hará en el mejor momento para ti, sólo no dejes de permitirlo.

Vivimos en un planeta lleno de probabilidades y estas siempre están flotando a nuestro alrededor; sus causas, sus razones, sus características son diferentes, así que siempre estamos haciendo elecciones que parecen ser de diversa índole, aunque básicamente la vida se compone de dos tipos de elecciones:

1. Limpiar o
2. No limpiar

Lo demás parece ser irrelevante.

Hace algunos días charlaba con una querida amiga vía skype y ella me comentaba un suceso maravilloso con las 4 palabras que curan y lo refiero aquí porque tiene todo que ver con el tema de las probabilidades. Creo que dentro de mis probabilidades se encontraba la mágica conversación que tuve con ella, porque a raíz de eso se abrieron muchos caminos para mí.

Sucede que todas las noches ella deja su coche estacionado afuera de la cochera o garaje sin ningún problema. Pero una mañana las cosas cambiaron, ella salió como siempre a moverlo y resulta que tenía una gran raya dibujada en su carrocería. Su esposo se sorprendió mucho y se enojó por esto al imaginar todo lo que habría que hacer para quitársela, pero ella sólo dijo: lo siento, perdóname, gracias, te amo mientras pasaba su mano por encima de la raya en la carrocería de su coche. Y por supuesto que se llevó una gran sorpresa cuando observó que la raya que hasta hace un instante parecía profunda, se iba quitando como si estuviera apenas dibujada. Te podrás imaginar su sorpresa y su alegría.

Es así como actúa el universo. Mi amiga hizo su elección, ella pudo haberse enojado, pudo haber elegido que eso era injusto con su auto y en cambio hizo lo opuesto, amó, aceptó y perdonó la situación de antemano.

Esto te da a entender que ambas posibilidades estaban juntas en su mundo, en su espacio, en su universo. Dibujada en el carro se encontraba la raya profunda, casi grieta que dañaba la carrocería y a la vez el simple dibujo que puede hacer un borrador de goma. El observador que eres tú, conoce que ambas posibilidades coexisten (en forma de energía) en el mismo espacio y lo que haces es amar sin la necesidad de que todo sea diferente, amar sin ponerle condiciones al coche o al cuerpo o a quien sea necesario. Esto puede sonar misterioso, raro, diferente, pero si vamos a hablar de realidades ¿Qué puede ser más misterioso que tú? Obsérvate y cuando te encuentres podrás ver que el universo con todas sus rarezas palidece ante lo que tú eres. Así que hablar de estos sucesos o de los milagros es algo completamente normal en estos tiempos.

Siempre eres guiada, aunque cuando haces valer el amor en ti, esa guía se hace tan visible que no puedes dejarla pasar por alto, simplemente la recibes, la agradeces, la valoras y de la mano con ella recorres el camino de la curación.

Tomado del libro: Perdón, curación y milagros. Vivi Cervera.

Descarga el libro en el siguiente enlace:

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